MOVIMIENTO LGTBI EN EL SIGLO XXI
Me han pedido escribir sobre el movimiento LGBTI en sociedades libres y en la segunda década del siglo XXI, dándome total libertad respecto al enfoque, ángulo u opinión, algo inusual estos días.
¡Qué gran oportunidad para abrir un nuevo canal de expresión! Pensé, aceptando sin bacilar. Sin embargo, cada vez que me disponía a comenzar el articulo, después de investigar sobre la situación actual de las comunidades que lo conforman en diferentes países occidentales y democráticos, el empeño se me antojaba titánico:
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MOVIMIENTO LGTBI EN EL SIGLO XXI
¿por donde empezar?, ¿desde que ángulo enfocarlo?, ¿qué voces amplificar, cuales atenuar y por qué?, ¿cómo navegar entre la creciente sopa de letras que ha ido y va surgiendo a medida que el movimiento se atomiza?
Cuanta más información recababa, más percibía un mar de fondo confuso, una fragmentación de intereses que invariablemente terminará desembocando en luchas fratricidas: “Divide y vencerás”
Desde el punto de vista de un ser que siempre ha huido y rehusado las etiquetas por entender que estas menguaban su libertad de creación, expresión y percepción, propugno añadir a los nuevos, crecientes y diversos acrónimos la H+ (de heterosexual en todas sus expresiones) y volver a estar unidos, ya que la luz no deja de ser luz aunque se refracte y descomponga en los distintos colores del arcoíris, en sus distintas longitudes de onda.
Leí en algún lugar que para aprender quién eres, tienes que desaprender lo que otros dijeron que eras, y me atrevo a añadir que también y principalmente tienes que desaprender lo que tú dices que eres. Y es en estos momentos de encierro por pandemia, que compartimos todos, en los que tomo consciencia del juego de espejos en el que nuestros egos han quedado atrapados, midiéndose y luchando enfebrecidamente contra unos difusos reflejos.
“Acéptate a ti mismo y los demás te aceptaran, acepta a los demás y te aceptaras a ti mismo.”
Observo en mi mente imágenes televisivas de tiempos pasados, un rosario de “guerras” varias que nos han mantenido en vilo, empequeñecidos por el miedo.
Guerras que continuaran aconteciendo, una tras otra, a no ser que aceptemos la necesidad de cambiar de conversación, de alejarnos de la reactividad. Tenemos que jugar el juego de la vida conscientemente, no dejar que otros lo jueguen por nosotros dejándonos llevar por influencias, poderes y voluntades externas.
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MOVIMIENTO LGTBI EN EL SIGLO XXI
Siento que tenemos que despojarnos de nuestro pasado, en tanto en cuando éste nos sirva de excusa para no elegir lo que queremos ser, y aceptar, como decía Jung, que “el zapato que le ajusta a un hombre le aprieta a otro; no hay receta para la vida que funcione en todos los casos”.
Entiendo que es solo en el respeto y el amor, donde no hay voluntad de poder, donde todos los seres humanos podemos florecer.
Arundhati Roy, quién afirma que la pandemia actual es una puerta entre este mundo y el siguiente, dice: «Podemos elegir atravesarla, arrastrando los cadáveres de nuestros prejuicios y odios, nuestra codicia, nuestras bases de datos e ideas muertas, nuestros ríos muertos y cielos llenos de humo detrás de nosotros o podemos caminar ligeramente, con poco equipaje, listos para imaginar otro mundo. Y listos para luchar por él. La tragedia es inmediata, real, épica y se despliega ante nuestros ojos. Pero eso no es nuevo. Son los restos de un tren que ha estado en la misma vía durante años. ”
Subscribo sus palabras, pero me gustaría cambiar el concepto “luchar” por “trabajar con ahínco”.
Por: A Gustina Oriente