Adolfo Domínguez presenta La Gran Ligereza, una selección de prendas perfectas para la llegada del calor en la que los tejidos frescos, las siluetas relajadas, los tonos tierra y los complementos con formas orgánicas son los protagonistas.
El lino, fibra icónica de la casa desde los años ochenta, se reinventa en trajes, vestidos y camisas que prometen convertirse en el uniforme del verano. Cultivado en Europa sin fertilizantes y regado con el agua de la lluvia, el lino de Adolfo Domínguez pone en valor su herencia atlántica, presente en cada una de sus colecciones.
Entre los accesorios destacan capazos asimétricos que desafían al clásico bolso de playa y sombreros en fibra de papel trenzado hechos a mano, que refuerzan el objetivo de la firma de confeccionar moda que perdure, tanto por su diseño como por su calidad, más allá de las modas.
Rodeada de naturaleza, entre mar, arena y rocas volcánicas, Adolfo Domínguez presenta su nueva línea como una invitación a dejarse llevar por las sensaciones que evocan los meses más calurosos del año. Las prendas y complementos no desentonan en el idílico lienzo, en el que se funden las formas puras del paraje con siluetas de autor. El resultado: una colección en la que habitar este y todos los veranos.