GOLPE DE ESTADO A CAMARA LENTA – No, no es broma, tampoco truculencia, ni falso alarmismo, pero lo cierto y verdad es que el virus chino nos trae a España una desgracia aún mayor, como es la gestación y puesta en escena de un auténtico golpe de estado un tanto singular. Un golpe de estado a cámara lenta o no tan lenta.
La expresión de “golpe de estado a cámara lenta” fue proferida por Alfonso Guerra en relación a las actuaciones de Artur Más, el guardián del sello de los Pujol, auténticos chorizos envueltos en la señera para tapar sus vergüenzas, sólo que aquí el tema va más allá y no sólo incluye a Cataluña, que también, sino a todo el conjunto de España o Ex-paña, según se mire.
Según un reparto prestablecido de papeles, correspondería a Pedro Sánchez el de conservar el Falcon, las prebendas del cargo que incluyen la colocación de familiares y amigotes a tutiplén a costa del erario público, y la pátina de Presidente del Gobierno a toda costa; mientras que cedería la auténtica acción e iniciativa de gobierno a su socio y alter ego Pablo Iglesias.
Iglesias, machito alfa de la izquierda que no se lava, hijo de un militante del grupo terrorista, SI TERRORISTA ¿qué pasa ?, FRAP, y nieto de un macabro señalero que marcó a distintas personas para que las fusilaran en la guerra civil española ( insólitamente perdonado y colocado en el Ministerio de Trabajo por los franquistas ), pasaría por ser el brazo ejecutor de este Gobierno.
Pero yo no creo que hoy sea estrictamente así, y no tanto porque Iglesias no sea eminentemente ejecutor, de casta le viene al galgo, faltaría más, sino porque esa presunta molicie estulta de Sánchez no es tal.
No estamos ante un bon vivant, un jeta dispuesto a todo por medrar, dejando la iniciativa a Iglesias. No. Estamos ante un verdadero psicópata en términos de poder político que parece no conocer límites, llegando incluso a poner en gravísimo riesgo la España constitucional. Las preguntas son ¿por qué ? y ¿para qué?.
Así como en el caso de Iglesias las respuestas son bastante claras, sabe que ha llegado “su” momento, que la fractura social que va a causar inevitablemente la pandemia le coloca en esa tesitura revolucionaria del “ahora o nunca”. Y ya está utilizando el reflejo condicionado del golpe presuntamente auspiciado por los partidos de la oposición y encargado a “la policía patriótica”, concepto éste que ha sido “comprado” por Sánchez, incluso por Marlaska que de gran juez ha devenido , como diría el inefable Jesús Gil, en mitad hombre, mitad payaso o payasa que no hay por qué discriminar.
El hijo del militante del grupo terrorista FRAP, y nieto de señalero de inocentes en la guerra civil, teje su tela de efecto espejo del golpe a cámara lenta: Decenas de miles, puede que centenares de miles, de nuevos censados para revertir la tendencia del voto (llegando a la contradicción de que se pueden censar hasta los “okupas” en las casas ocupadas); cientos de miles de acogidos al nuevo PER de la renta básica, muchos por estricto estado de necesidad y otros muchos por efecto llamada a Marruecos; amenaza de nacionalización de las empresas estratégicas…
¿Y Sánchez?. ¿Quo vadis Sánchez?. Sinceramente, creo que se ha enterado que esto va en serio y además que va con él y a por él. Por eso su tentación de revertir el régimen actual, en evitación de las responsabilidades incluso penales que podría tener que afrontar por una presunta negligencia criminal en la gestión de la pandemia, al sacrificar la salud pública en el altar el Ocho de Marzo. “Viva el ocho de marzo”, dijo en las Cortes. Mueran, ¿cuántos?, ¿treinta mil?. ¿cincuenta mil?, ¿cien mil?. La cifra real de fallecidos no la ha dicho porque no ha tenido ni cuajo, ni vergüenza. Las decenas de miles de muertos no forman parte “del relato” construido, edulcorado, por Iván Redondo un mercenario capaz de exaltar hasta al Mierda, personaje de CJC en Viaje a la Alcarria, convirtiéndolo en imprescindible hombre de estado.
La cifra real de muertos, personas mayores y vulnerables absolutamente abandonadas a su suerte, con historia humana, con sentimientos, constituye el verdadero epitafio de su legislatura progresista y feminista y ¿homicida?.
Por eso, para evitar la responsabilidad de su propia actuación, se ha apuntado al cambio de régimen. Busca inmunidad personal y perpetuación en el poder a toda costa, a costa de los muertos, a costa de los enemigos de España, sus aliados, a los que parece dispuesto a entregarles la nación en canal con tal de salvar su culo.
Por el bien de la nación, de su continuidad histórica, por el devenir de la propia sociedad, por nuestros hijos, ya que nuestros padres han sido sacrificados, apelo en primera persona a la parte sana del PSOE (si es que existe), que Fernández Vara o Page o Lambán no tengan nunca que responder a la pregunta de ¿qué hiciste tú que eras presidente de una Comunidad Autónoma cuando se perdió España?. ¿Nada?. Entonces ¿fuiste cómplice, no?.
Y apelo también a la oposición, al PP y a Vox, que se enteren y se unan de una puñetera vez porque lo que nos va es España y la libertad. De Ciudadanos no digo nada, está en proceso de extinción.
Es necesaria una unión absoluta de todas las fuerzas vivas de la nación en evitación de males mayores, como es la desaparición de España, entregada por Sánchez e Iglesias a sus enemigos seculares. No vaya a ser que tengan que volver banderas victoriosas, que volverían sin ningún género de dudas, y la tengamos otra vez. Begin the beguine , gran canción de Frank Sinatra… por cierto antifranquista.
Por: Juan Carlos Balmaseda