Áxel Capriles Méndez, escritor, psicólogo y empresario, acaba de publicar un libro sobre emociones y pasiones como rectoras de la vida humana. Con una mirada aguda y transversal a través de la psicología, la literatura, la mitología, la filosofía y el cine, Capriles nos sorprende con un libro novedoso y una mirada muy disruptiva y distinta a las publicaciones conocidas sobre el tema. Para conocer mejor al polifacético personaje nos acercamos hasta sus oficinas en Madrid para tener una conversación.
1. ¿Cómo se origina tu interés en el mundo de la psicología?
Estando en bachillerato, en el American School de Madrid, asistí a un curso de filosofía en el que hablaron de Sigmund Freud. La idea de personalidades y voluntades distintas al yo, el super yo, el id, me parecieron fascinantes. Al terminar bachillerato decidí estudiar psicología porque pensé que era una especie de filosofía práctica. Mi sorpresa fue encontrarme con una ciencia de la conducta con énfasis en el método experimental.
Cansado del conductismo y de experimentar con ratones, empecé a buscar otros enfoques y me encontré con las memorias de C.G. Jung, Memorias, sueños y pensamientos, y con un libro de difusión de su psicología: El hombre y sus símbolos. Luego, en la carrera, conocí a Fernando Rísquez y a Rafael López-Pedraza, pioneros de la psicología junguiana en Venezuela.
Entré en análisis con Rafael López-Pedraza quien, en la oportunidad de un viaje que yo iba a hacer a Europa, me dio una carta de presentación para asistir a unas conferencias en Ascona, a orillas del lago Maggiore, en Suiza, los Eranos Tautung. Ese año el tema era el sentido de la imperfección.
Me recibió James Hillman, quien en la noche presentaba una conferencia sobre el complejo de inferioridad, a la que siguió un concierto de música de cámara y una cena con un riquísimo intercambio intelectual. La experiencia me impactó y la idea de entrarle a la psicología por medio de las imágenes de la cultura en lugar de la experimentación animal me convenció de aplicar al C.G. Jung Institut de Zúrich para especializarme en Psicología Analítica. A mis 23 años solicité un permiso especial para
poder ingresar en el instituto porque en esa época, para entrar, debía tener un mínimo de 28 años.
2. ¿Como nace tu alma de escritor?
Vengo de una familia de grandes lectores. Mi papá tenía una biblioteca de cerca de 30.000 volúmenes. Crecí en un ambiente en el que el periodismo, la lectura y la escritura eran actividades valoradas. Escribí mi primer artículo para el periódico El Mundo a los 19 años.
Luego, estando en Zürich, en mis estudios de alemán, leí un libro sobre la historia del Grand Café Odeón, un lugar referencial de Zúrich por el que había pasado toda la intelectualidad europea, Lenin, Stefan Zweig, James Joyce, Somerset Maugham.
Escribí varios artículos sobre la historia del café y los mandé a Venezuela para intentar publicarlos en el Suplemento Cultural del diario Últimas Noticias. No sé por qué razón mi papá se los dio a leer a Sofía Imber, quien en ese momento dirigía las páginas culturales de El Universal, quien dijo: “yo quiero que ese muchacho escriba para mi”. Comencé entonces a escribir regularmente en las páginas culturales del periódico en el cual tuve columna fija hasta el año 2014 cuando, habiendo sido comprado por un grupo de testaferros del gobierno chavista, me censuraron un artículo en el que criticaba al gobierno.
3. ¿Cuándo comienzas a ser polifacético?
Mi vocación primaria fue la psicología. Durante 12 años trabajé como psicólogo clínico y a la vez daba clases en la Universidad Católica, conferencias, y escribía. Sin embargo, por circunstancias familiares, por deber filial, tuve que ayudar a mi papá en la construcción de una urbanización industrial que atravesaba una de las grandes crisis económicas de Venezuela. De modo que, en las mañanas, desde muy temprano, trabaja en Paracotos, (un pueblo a las afueras de Caracas), tratando de sacar el barco del fondo y en las tardes atendía mi consultorio. Por las noches daba clases o conferencias.
Llegó un momento en que tuve que decidir; El mundo de la psicoterapia es más lento, más íntimo y sensible. Debe acoplarse a las necesidades del paciente, muy lejos de las aceleraciones y fortalezas que necesitas para el mundo de los negocios. Cerré el consultorio, pero siempre mantuve empresas en el mundo inmobiliario y el turismo, a la vez que la investigación en psicología, la docencia y la escritura.
4. El título de tu nuevo libro conlleva palabras muy interesantes. ¿Cómo llegaste a ese concepto?
Di durante años un seminario de Pasiones y emociones en la Universidad Católica Andrés Bello y en la Sociedad Venezolana de Analistas Junguianos. Veíamos películas, llevaba a los alumnos a entrevistar a personas que tuvieran que ver con alguna pasión, políticos, banqueros, artistas de cine… Las pasiones son orientaciones dominantes siempre presentes en el ser humano. Pero, a pesar de ser arquetípicas, tienen maneras diferentes de expresarse en cada época. ¿Cómo aparecen esas pasiones en la vida contemporánea? Eso es lo que vamos a estudiar en el libro.
¿Y el erotismo?
El erotismo es un añadido imaginativo a una de las pulsiones más fuertes del ser humano como es la sexualidad. Está imbricado en la comunicación con el otro y abre el paso a la unión con algo mucho más grande que nosotros. El erotismo es una embriaguez, un deslizamiento que lleva a la pérdida de consciencia y al descubrimiento de otro nivel de entendimiento. Hoy en día, con la sexualidad volcada al espacio colectivo y convertida en elemento del discurso político, se introducen cambios importantes en el orden de lo erótico.
¿Y la Vanidad?
Vivimos una época de marcado narcisismo. Antes uno viajaba para conocer otras culturas y geografías, visitábamos templos, museos, playas, veíamos atardeceres o el paisaje. Hoy, pareciera que da igual la contemplación de las maravillas que tenemos a nuestro alrededor. Lo importante soy yo. La gente se detiene para hacerse un selfi junto a la obra maestra y compartirla por las redes sociales, pero pasa de largo la experiencia. Este comportamiento no era habitual, es característico de nuestro tiempo. Fijar la mirada en si mismo fue tradicionalmente signo de Vanidad. Lo que nos toca estudiar es el significado de esa compulsiva necesidad de representarse y verse constantemente en la mirada del otro.
¿La Codicia?
El afán de lucro, el deseo de poseer bienes de fortuna, es un motor principal de la vida, aún en los que niegan estar motivados por la riqueza. Pero, ¿qué significa la riqueza en una vida efímera? ¿Cuánto es suficiente? No debemos, sin embargo, caer en el lugar común de la condena de la codicia. ¿Qué es lo superfluo y qué es lo necesario? Lo que en una época se consideró absolutamente superfluo hoy es considerado parte de la canasta básica para un normal bienestar. El deseo vehemente de conseguir más y más es expresión de un componente titánico en la naturaleza humana y nos remite al concepto clásico de libido, el anhelo por lo que aún no tenemos.
Por último aparece el Poder. ¿Qué es la inferioridad psicopática?
Es la parte inferior de la personalidad, un déficit, un hueco, una laguna en la que no hay formas, un vacío a donde no llega el alma. Jung, por ejemplo, se pregunta por qué una personalidad como la de Hitler tuvo tanta significación. Y entiende que fue una extraordinaria personificación de todas las inferioridades, representó el lado inadaptado e incapaz de cada quien. Lo curioso hoy en día en que cada vez vemos más “psicópatas adaptados” en posiciones de liderazgo, desalmados al mando, personas incapacitadas para el juicio moral, con déficit de sensibilidad y empatía, pero con insaciables ansias de poder. ¿Por qué esos personajes fascinan y tienen tantos seguidores? Hay algo en nosotros que los eleva.
Esta obra interesante, es una narración magnífica que crea actualidad en nuestra vida contemporánea, LA PASIÓN.
Axel Capriles, conocido escritor y Empresario en su Venezuela natal, se ha instalado en España a para seguir escribiendo. Tuve la suerte y el placer de poder entrevistarlo.
Por: Tatiana Loaiza Capriles
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