Nació el 10 de junio de 1921 en la isla griega de Corfú, siendo el hijo menor y único del príncipe Andrés de Grecia y la princesa Alicia de Battenberg. Ese linaje le convirtió en príncipe de Grecia y Dinamarca, pero al año siguiente la familia fue desterrada de Grecia tras un golpe de Estado. Su padre el Príncipe Andrés, fue intimo amigo de mi abuelo el Teniente General Robert Charles Mundy en sus años mozos.
Tras el golpe, un barco de guerra británico los llevó a un lugar seguro en Italia, con el bebé Felipe dormitando en una canasta de fruta improvisada como cuna. Su infancia fue complicada y traumática por una serie de pérdidas familiares. En 1930, cuando tenía ocho años, su madre fue internada en un centro psiquiátrico tras sufrir una crisis nerviosa.
En los años siguientes, el Príncipe Felipe apenas vio a sus padres. Su padre se retiró a la Riviera francesa con su amante, la Condesa Andrée de la Bigne. Su tio, Luis Mountbatten, hermano de su madre y que vivía en el Reino Unido le tendio una mano y fue su figura paterna. Más tarde adoptó su apellido una forma anglicista del nombre familiar Battenberg, abandonando el apellido de la familia real de Grecia.
Un internado escocés, Gordonstoun, fue su hogar durante su adolescencia. Su fundador y director era el pionero educativo judío Kurt Hahn, que había sido obligado a abandonar Alemania por condenar a los nazis.
En 1937, una de sus cuatro hermanas, Cecilia, murió en un accidente aéreo junto con su marido el Grand Duque Jorge de Hesse, su suegra y sus dos hijos pequeños. En ese momento estaba en estado de gestación avanzado.
Cecilia se había unido recientemente al partido nazi, que tenía un control casi totalitario de Alemania. Durante el funeral, Felipe con tan solo 16 años, caminó por las calles de Darmstadt detrás del féretro de su hermana, entre multitudes que saludaban «Heil Hitler»
Cuando el Príncipe Felipe dejó la escuela, Gran Bretaña estaba al borde de la guerra con Alemania. Ingresó en el Britannia Royal Naval College de Dartmouth (la academia naval del Reino Unido), donde demostró ser un cadete brillante y se graduó como el mejor de su clase.
Durante una visita oficial que el rey Jorge VI realizó en julio de 1939, Philip fue encargado de entretener a sus jóvenes hijas, las princesas Isabel y Margarita.
El Príncipe Felipe sirvió con distinción en la Segunda Guerra Mundial, viendo acción militar por primera vez en el Océano Índico. En octubre de 1942, tenía 21 años y era uno de los tenientes primeros más jóvenes de la Marina Real.
La princesa adolescente y el oficial se mantuvieron en contacto por carta. En las Navidades de 1943, después de que Felipe se quedara con la Familia Real, el rey Jorge dio permiso a Felipe para casarse con su hija. La boda tuvo lugar en la Abadía de Westminster el 20 de noviembre de 1947. Fue, como dijo Winston Churchill, un «destello de color» en una Gran Bretaña gris de posguerra.
S.A.R el Príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca se nacionalizó británico, se unió formalmente a la Iglesia de Inglaterra y abandonó sus títulos extranjeros. El día de su boda, el 20 de noviembre de 1947, fue nombrado Duque de Edimburgo, Conde de Merioneth y Barón de Greenwich con tratamiento de Alteza Real.
Tenía 26 años y su nueva esposa 21. La pareja real estaría poco más de cuatro años (y dos hijos) juntos antes de que el deber llamara a la puerta. La fatídica noticia les llegó en un coto de caza en Kenia, durante su gira de 1952 por la Commonwealth. El rey Jorge VI, padre de Isabel, había muerto a los 56 años.
Como consorte masculino de una soberana, el Príncipe Felipe no tenía una posición constitucional pero se esforzó por encontrar un propósito en el limitado papel que se le había asignado. Pragmático por naturaleza, estaba decidido a insuflar aire fresco a la institución pues nunca olvidó el éxodo forzoso de su familia de Grecia, y creía que las monarquías debían adaptarse para sobrevivir.
Para ello, organizó almuerzos informales en los que la Reina podía conocer a personas de muy diversa procedencia. Los lacayos -servidores de palacio con un uniforme tradicional- dejaron de empolvarse el pelo. Y cuando se enteró de que el palacio tenía una segunda cocina exclusivamente para alimentar a la realeza, hizo que se cerrara.
El Duque también promovió un documental de la BBC de 90 minutos de duración titulado Royal Family, que se emitió en 1969 y fue considerado un hito de la televisión. En él aparecía la Reina dando de comer zanahorias a uno de sus caballos, viendo la televisión y hablando de ensalada en una barbacoa en el Castillo de Balmoral mientras la princesa Ana cocinaba salchichas.
En el Palacio de Buckingham, Felipe hizo instalar intercomunicadores para que los sirvientes no tuvieran que llevar mensajes escritos a su esposa. Llevaba su propio equipaje y cocinaba su propio desayuno en sus habitaciones con una sartén eléctrica, hasta que la Reina se opuso al olor.
Como el consorte más longevo de la historia británica, el príncipe asumió unos 22.191 compromisos en solitario. Cuando se retiró de sus funciones reales en 2017, se decía que era patrón, presidente o miembro de más de 780 organizaciones.
Acompañando a la Reina trotamundos en las giras de la Commonwealth y en las visitas de Estado, visitó 143 países con carácter oficial, haciendo uso de su perfecto francés y alemán.
Le gustaban los deportes ecuestres, incluida la conducción de carruajes, y se encontraba entre los cuatro mejores jugadores de polo del Reino Unido a mediados de la década de 1960.
También fue un comprometido defensor del medio ambiente y de la vida silvestre, llegando a ser presidente del Fondo Mundial para la Naturaleza (Reino Unido) en 1961, aunque tuvo que enfrentarse a las críticas cuando se publicó una foto suya en una cacería de tigres con la Reina en la India ese mismo año.
El papel que le toco era desesperadamente difícil para cualquiera, y más aún para un hombre que había estado acostumbrado al mando naval y que tenía opiniones firmes sobre una amplia gama de temas. Sin embargo, fue esa misma fuerza de carácter la que le permitió desempeñar sus responsabilidades con tanta eficacia y prestar un apoyo tan incondicional a su esposa en su papel de reina.
El Príncipe Felipe, Duque de Edimburgo, era un hombre de carácter fuerte e independiente que se encontraba en el epicentro de la sociedad británica. Era un líder natural cuyo papel le obligaba a pasar siempre a un segundo plano; un hombre con un temperamento combativo que a menudo no encajaba con las sensibilidades de su cargo pero que siempre supo estar a la altura de las
circunstancias sabiendo utilizar su posición para hacer una enorme contribución a la vida británica e impulsando a que la monarquía se adaptara a los cambios de actitud social a lo largo de los años.
El duque se retiró de la vida pública en agosto de 2017 después de décadas apoyando a la Reina y asistiendo a eventos para sus propias organizaciones y organizaciones benéficas. Pero su mayor logro fue sin duda la constancia y la fuerza de su apoyo a la Reina en los largos años de su reinado.
Creía que su trabajo era, como dijo a su biógrafo, «garantizar que la Reina pudiera reinar».
Con su muerte termina una era. Descanse en paz
Por: Carlos Mundy
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