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EDUCACIÓN E INNOVACIÓN EN ÁFRICA: Una entrevista con Idrisse Ahamed

      Conocí a Idrisse Ahamed por casualidad en un baile benéfico en Madrid en 2019 y me impresionó su elocuencia y pasión. Nació en las Islas Comoras, su difunta madre era un destacado miembro de la Familia Real y su padre un experimentado político. Cuando nos conocimos era el asesor de asuntos económicos del Ministro de Asuntos Exteriores.  Desde entonces, dejó temporalmente la política y se dedica de lleno a su grupo empresarial Groupe A. Una empresa africana abierta a los negocios con el mundo para beneficiar a África, como le gusta decir.

     Justo antes de Covid me invitaron a visitar su hermoso país, una tierra tolerante y muy poco desarrollada, pero que tiene todo el potencial para convertirse en un importante centro del Océano Índico, especialmente si la visión de Idrisse se hace realidad.

    Ha hecho suya la premisa de Nelson Mandela: «La educación es el arma más poderosa que podemos utilizar para cambiar el mundo».

CM: ¿Por qué le interesa tanto la promoción de la educación en África?

IA:   Hay muchos artículos en los medios de comunicación sobre la situación de la educación y la innovación en África. Muy a menudo se nos da una imagen deprimente de la situación. Las estadísticas no hacen política, lo que necesitamos es acción. Me sitúo en esta perspectiva. Hago todo lo que está en mi mano para poner de mi parte, como en la leyenda del colibrí. Soy proactivo y pretendo estar entre los emprendedores de impacto desempeñando mi papel de catalizador para el despliegue de una educación que valore el humanismo y esté enraizada en la innovación.

CM: ¿Cómo se pueden resolver los retos?

IA: Nos enfrentamos a los numerosos retos de la educación en África, pero está surgiendo un movimiento empresarial dinámico que ofrece soluciones innovadoras. Los inversores de impacto, caracterizados por su intención de generar un impacto social y/o medioambiental positivo, están apoyando de forma decisiva esta dinámica. El Grupo A pretende estar en la vanguardia de esta batalla.

CM: ¿Cuál es la situación actual?

IA: A pesar de los inmensos progresos realizados desde principios de la década de 2000, los sistemas educativos africanos se encuentran en una situación crítica y luchan por garantizar el éxito del aprendizaje y la integración de los jóvenes africanos. La escolarización primaria está alcanzando poco a poco su objetivo de universalidad en África, pero 34 millones de niños siguen sin ir a la escuela primaria, sobre todo en los países frágiles y afectados por conflictos. Además, numerosas evaluaciones nacionales e internacionales han demostrado que la mayoría de los alumnos africanos no adquieren los conocimientos y las competencias básicas al final de la escolaridad obligatoria. Las escuelas se enfrentan a numerosos déficits de recursos humanos, materiales y pedagógicos y el número cada vez mayor de alumnos en muchas escuelas públicas genera más frustración que aprendizaje. ¿Podemos seguir siendo insensibles a esta situación?

CM: Evidentemente no, pero ¿qué soluciones prevé?

IA:  Una minoría de los matriculados accede a la enseñanza superior y a la formación profesional. Aunque las tasas de desempleo juvenil en África no son más altas que en otras regiones del mundo, los índices de empleo informal y de pobreza laboral siguen siendo críticos y constituyen un riesgo creciente de desestabilización social y política.

      En todos los rincones del continente está surgiendo un dinamismo empresarial hacia la educación, que plantea tantas promesas como nuevos retos a los que enfrentarse. Desde las soluciones de aprendizaje electrónico hasta las plataformas de cursos basados en SMS o las sesiones de coaching para profesores, a los emprendedores no les faltan ideas para experimentar con nuevos modelos pedagógicos que permitan liberarse de las limitaciones físicas que han obstaculizado durante mucho tiempo a sistemas educativos enteros. El papel de la tecnología y la educación basada en la nube en los sistemas educativos africanos también se está convirtiendo en una cuestión clave para todas las partes interesadas del sistema educativo (gobiernos, empresarios, profesores, padres y alumnos). Animaré a mis socios a participar plenamente en el acompañamiento de los actores implicados en este ámbito.

CM: Queda mucho por hacer y muchos retos que afrontar.

IA: Sí, definitivamente. Quedan por construir áreas enteras de financiación de impacto dedicadas a la educación. Los fondos de impacto deben encontrar la manera de apoyar proyectos menos maduros, por ejemplo en la educación técnica y profesional, donde el Estado y sus socios no están involucrados. Por lo tanto, es imperativo que estos inversores definan instrumentos de apoyo, así como requisitos de rentabilidad e impacto que se adapten a un sector social con un largo horizonte temporal y que deben incluir a todos los grupos sociales, en particular a las mujeres jóvenes y a los alumnos más vulnerables.

Para hacer frente a los retos de calidad, acceso y pertinencia de la educación en África, los inversores de impacto tendrán que diseñar y movilizar estrategias y modos de intervención innovadores adaptados a las realidades de un sector social en crisis y de un ecosistema empresarial floreciente. Junto con los actores filantrópicos expertos en el sector, estas nuevas iniciativas tendrán que apoyar a las escuelas y las actividades auxiliares dentro de los ciclos y canales de formación que son prioritarios para el desarrollo local. Es con este espíritu de innovación, cooperación y asociación que los inversores de impacto podrán hacer una contribución relevante a los desafíos de la educación en África.

África no tiene elección. En el siglo XXI, las naciones y los países serán juzgados, no por su riqueza natural o sus recursos del subsuelo, sino por su capacidad de innovación. La innovación es la única forma de salir de la pobreza.

CM: El cambio climático es un reto para todo el planeta que puede afectarnos a todos. ¿Cuál es su opinión sobre su efecto en África?

IA: Ahora que nos enfrentamos a los retos del cambio climático y a la crisis de la biodiversidad, no podemos seguir haciendo agricultura como hace 150 años. Hoy se habla de agricultura de precisión, que tiene en cuenta la medición exacta de la cantidad de agua que necesita un cultivo de hortalizas, por ejemplo. La innovación permite aumentar la productividad y la eficacia.  Creemos que África tiene todo lo necesario para innovar y que ahora, más que nunca, es el momento.

CM : ¿Cuál sería su fórmula?

IA:  El primer paso es invertir en capital humano. África es el continente más joven del planeta. Dentro de dos generaciones, el 40% de los jóvenes del mundo serán africanos. Se trata de un recurso demográfico extraordinario en el que debemos invertir en formación e investigación para transformar con éxito el continente. Cuando se tiene un recurso humano bien formado, una mano de obra cualificada, buenos investigadores y técnicos de calidad, se tiene la base para desarrollar una estrategia de innovación. Así, África podrá utilizar la innovación como motor de desarrollo. El segundo nivel al que hay que prestar atención es el de las infraestructuras básicas: carreteras, electricidad, infraestructuras digitales, conexión a Internet, etc. Hoy en día, rondamos el 26 o 27% de conectividad en el continente, mientras que en las economías avanzadas estamos en el 67% o incluso más.

CM: ¿Cuáles son los obstáculos?

IA:  La cooperación científica y la integración están en una fase embrionaria. Hoy en día, la balcanización de nuestros países es un obstáculo para la aparición de un gran polo científico y tecnológico africano. Más que nunca, la palabra «colaboración» tiene sentido. En África, puede llevarse a cabo dentro de una misma región o entre varias regiones.  Tenemos que trabajar duro en esta dirección.

La innovación no es sólo tecnología, máquinas y sistemas. La innovación puede basarse en valores culturales endógenos. Tomemos el ejemplo de la farmacopea. Sus especialistas pueden informarle sobre las virtudes de ciertas plantas. La cuestión ahora es cómo valorar las innovaciones endógenas propias del continente africano del mismo modo que las innovaciones desarrolladas en otros lugares.

Se están creando ecosistemas de ciencia y conocimiento. En estos ecosistemas, no se trata sólo de formar con vistas a la obtención de diplomas. Se trata de permitir que los jóvenes africanos que tienen algo que mostrar, que tienen una idea con una dimensión transformadora, puedan interactuar con sus pares, ya sea en medicina, epidemiología, física o cualquier otra materia, para poder cruzar los avances y resultados de sus investigaciones. Hay que poner en marcha ecosistemas que permitan a este joven interactuar con otro joven africano que haya estudiado en la École des Mines o en la Polytechnique, y que ambos puedan poner en común su creatividad y sus conocimientos. Debo señalar que el concepto de ecosistema es muy importante porque las universidades no ofrecen este entorno que inventa la puerta de entrada a través de la cual el joven autodidacta puede evolucionar y desarrollar su concepto.

CM: ¿Cree que la innovación en la educación debe ser una prioridad?

IA:  Las universidades, tal y como se han construido hoy, no promueven la innovación. Están diseñadas para transmitir conocimientos de libro, pero se necesita algo más para desarrollar la capacidad de innovación y creatividad en los jóvenes estudiantes.

Tenemos que ampliar el ecosistema de la innovación y el conocimiento. Tenemos que animar a más estudiantes a cursar másteres y doctorados. Tenemos que poner en marcha iniciativas en materia de ciencia y tecnología cuántica, inteligencia artificial y cuestiones de desarrollo de especial interés para África. La biodiversidad, el cambio climático, la salud pública y la epidemiología, por ejemplo.

No hay más que ver lo que ocurre con las enfermedades tropicales. Muchas de ellas están desatendidas por la investigación en los países occidentales. Por eso es necesario que los investigadores trabajen en estas enfermedades.

CM : ¿Qué les diría a los jóvenes de África?

IA: Animaría a los jóvenes que no pasan por los centros de excelencia, a los que no quieren dedicarse a la investigación y a los laboratorios en beneficio del mundo empresarial, a que creen sus propias empresas o puedan hacerlo. El objetivo es formar a los jóvenes africanos para que resuelvan problemas a través de su genio creativo, para que vayan a trabajar a las empresas, para que las creen también.  Hay que crear un fondo de innovación para apoyar el desarrollo de estos jóvenes y de sus start-ups.

CM: ¿Cuál es su opinión sobre la IA en África?

IA: Al aprovechar la inteligencia artificial, África se pone en situación de transformarse y hacer avanzar su economía. Es responsabilidad de los dirigentes y responsables políticos del continente africano crear un entorno propicio a la innovación, porque la innovación no se decreta, se prepara. Deben aumentar la inversión en investigación científica y tecnología si no quieren perder la cita del siglo XXI y encontrarse en una situación de recolonización digital cuyas consecuencias serán nefastas. Para ello, hay que legislar, definir un marco normativo y poner en marcha ecosistemas que faciliten la aparición de talentos africanos en el ámbito de la innovación.

CM: ¿Cree que los padres tienen un papel que desempeñar?

IA:  Sin duda. Tienen un papel muy importante. Deben acompañar a sus hijos en su desarrollo físico y psicológico. Más claramente, los niños deben poder estudiar sin que las limitaciones sociales pesen sobre ellos. África se convertirá en una entidad geopolítica importante y respetada en la escena internacional en función de su lugar en las ciencias.

CM: Cuéntenos más sobre el Grupo A

IA:   Por un lado, como empresa internacional de ingeniería y construcción, Groupe A, en asociación con Groupe PINGAT, crea y explota infraestructuras y edificios inteligentes capaces de responder a la emergencia climática y a los grandes retos de nuestro tiempo, permitiendo una ordenación del territorio más equilibrada, sostenible y resiliente.

 Además, ya sea como consultores del sector público o privado, estamos activos en todo el mundo y, en particular, en África, a lo largo de todo el ciclo de vida de las infraestructuras. Operamos de diversas formas: inversión directa, APP o BOT. También estamos al servicio de los gobiernos, las entidades públicas y el sector privado para orientar su estrategia de desarrollo e inversión. Acompañamos a los operadores económicos públicos y privados desde el diagnóstico e identificación de sus necesidades, la implementación de sus estrategias de inversión hasta la captación de fondos.

En el Grupo A, creemos firmemente en la responsabilidad social de las empresas y es parte integrante de la ética y los valores de nuestro grupo. África está en nuestros corazones y apoyamos la extraordinaria labor del Consejo Imperial de Etiopía. Para nosotros, el arte y la cultura deben estar siempre en el centro de todas las estrategias y procesos de desarrollo, porque la cultura es una condición para el propio desarrollo de cualquier nación. Por eso nos comprometemos a colaborar con la Fundación Amigos de Mewar.

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