Hoy me tocaría hablar de multiculturalidad o de multiculturalismo, pero hacerlo en unos pocos folios me parece un ejercicio fútil e imposible sino se desea dar testimonio de frivolidad. Este tema multidimensional, que como todo tiene sus polos opuestos, requiere, a mi entender, ser explorado desde múltiples ángulos y diversas disciplinas.
Para tomar consciencia de las posibles danzas que, según qué melodía, puedan originarse entre sus polos, hace falta entablar un dialogo imparcial entre la antropología, la psicología, la sociología, la filosofía, la historia etc. Empeño que, sin restricción de espacio y tiempo, seguiría estando fuera de mi alcance.
A pesar de la complejidad del tema, “multiculturalismo” parece ser la palabra de moda en boca de políticos, tertulianos y creadores de opinión. Y temo que, de tanto usarla sin ton ni son, nos arriesgamos a vaciarla de significado y a dejar su morada a merced de ocupas oportunistas.
Lleva el camino de tantos rituales que, al ser repetidos mecánicamente, han acabado perdiendo su poder transcendental; huérfanos de sentido, cortado todo dialogo con la sabiduría de la psique, carecen de poder transformativo.
Cuando celebremos el Día del Multiculturalismo, será la certificación de su defunción y posiblemente el fin de los pueblos; pero, bueno, ésta es harina de otro costal.
Me viene a la memoria una cena donde un comensal observaba maravillado que los doce allí reunidos procedíamos de diferentes países y culturas. Efectivamente había norte-americanos, sud-americanos, europeos y chinos; pero todos, menos yo, eran banqueros o abogados. Todos tenían un mismo objetivo, todos tenían miedo de verse a ellos mismos, y el dinero era la medida de su valor. Miré a mi alrededor y, salvo rasgos físicos, no pude apreciar diferencias dignas de mencionar.
¿De qué nos están hablando nuestros políticos, tertulianos y creadores de opinión? Me llama la atención la paradoja de que cuanto más se aboga por el multiculturalismo y la diversidad, más libertades nos son usurpadas. ¿No será un truco del gran mago para distraer al público con disertaciones de poca utilidad mientras pierde su libertad de movimiento y reunión, su libertad de opinión y expresión, y su derecho a la educación – que hay que aclarar no es sinónimo de adoctrinamiento-?
¿Acaso una sociedad plural, avanzada y libre puede permitir a las grandes empresas tecnológicas censurar opiniones y suprimir de forma agresiva y punitiva a todo aquel que no comulgue con su ideología?, ¿de qué multiculturalismo o alianza de civilizaciones se habla cuando el cuarto poder demoniza a partidos políticos legales y las instituciones permiten se agreda verbal y físicamente a sus miembros, dejando de proteger sus libertades fundamentales?
De acuerdo con la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural de la UNESCO «la cultura debe ser considerada como el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias.» Así, ser nativo de una misma ciudad, de una misma raza y clase social no implica pertenecer al mismo grupo cultural.
Todo grupo tiende al etnocentrismo, es innegable. No es un problema que uno se crea mejor que el otro sino que la afirmación de uno implique la anulación del otro. Deberíamos recordar que tanto el ser humano como la naturaleza tienen necesidad de la “diferencia”; sin ella la evolución y la vida no sería posible.
Quiero pensar que las políticas de “corrección” y sus guías de cómo hablar sin perjuicios fueron impulsadas por un genuino anhelo de acabar con el odio, el racismo, el machismo y todo aquello susceptible de causar sufrimiento moral y psíquico; pero creo han sido un fracaso. Desde el auge de lo políticamente correcto, se esta imponiendo el pensamiento único que asfixia toda expresión individual y nos arrastra hacía el totalitarismo.
Lo que no se ajusta a la narrativa oficial es silenciado, aquellos que no comulgan con el credo imperante son descalificados, estigmatizados, acosados y perseguidos. El debate científico esta siendo erradicado, la expresión original ahogada, el ser humano como ente espiritual y libre borrado de la faz de la tierra, ¿es ésta la sociedad “multicultural” que nos proponen?
Leo que las políticas de reconocimiento de las diferencias han sido una fuente de problemas, y en Inglaterra, por ejemplo, ha servido para la formación de guetos y para acrecentar la polarización. Y es que a menudo, en lugar de prever y solucionar problemas, los políticos parecen tener afán de crearlos.
Creo es negativo y peligroso dejar a los gobiernos regular todos y cada rincón de nuestra vidas, infantilizándonos al no permitirnos asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos ni tomar decisiones con consciencia y libertad .
No necesitamos políticos ni tertulianos que nos definan, que interpreten el mundo por nosotros o nos digan qué es lo que podemos sentir y decir.
Necesitamos respetar la Constitución, fomentar el pensamiento crítico, y ejercer nuestros derechos y obligaciones, exigiendo transparencia y responsabilidad jurídica a miembros del gobierno y administraciones públicas.
Necesitamos respetarnos a nosotros mismos, estar presentes, ser brutalmente honestos, abrir nuestra mente y corazón, desarrollar la curiosidad, fomentar la empatía, honrar la vida, caminar por el sendero de la ética… Y sobre todo, necesitamos no tener miedo para Ser lo que somos.
Por A Gustina Oriente